miércoles, 26 de septiembre de 2012

ANTIGONA (1944) Jean Anouilh


La misma historia, la misma tragedia de Sófocles con distintos diálogos. Como si cambiando los diálogos pudiéramos cambiar la historia, que es siempre la misma. Siempre. Por lo menos en lo que al final se refiere.

La pregunta de Jean Anouilh en “Antígona” es la misma que la de Chejov en el “Tío Vania”: ¿Se ha de trabajar (Chejov), vivir (Anouilh) aunque sea para un fin que no merece la pena?

Tanto la respuesta de Anouilh como la de Chejov es la misma: Sí.

Ambos están de acuerdo. La vida no tiene sentido. Lo que nos rodea es un absurdo.  Vivir es hacer un camino que conduce a la Nada. Da igual, de todas formas hay que seguir. Es en este punto donde el individuo ha de buscar mecanismos de ayuda. En el caso de Vania,  el trabajo sublima la desesperación por el sin sentido, de manera que se dota de significado a lo que no lo tiene. En el caso de Creonte, es el valor de la responsabilidad lo que le lleva a aceptar el papel que le ha tocado en suerte y  a realizar una tarea por la que no siente ningún interés. Se trata de representar el personaje que a cada uno le corresponde, aunque sea el del antipático y pragmático dictador, no de buscar razones para hacerlo.

Cuando Creonte le desvela a Antígona la verdad: que sus dos hermanos eran unos sinvergüenzas y unos vagos que a lo único a lo que se dedicaron toda su vida fue a beber y a desestabilizar el imperio y que si uno es considerado un héroe y otro es considerado un traidor no es porque eso se ajuste a la realidad, sino para contentar al pueblo y que por tanto es una tontería morir por hermanos que nunca pensaron en nada que no fuese su propio provecho, Antígona comprende que su tío tiene razón. Sin embargo, se aferra a la idea de la muerte, como una mártir que busca el martirio por el martirio mismo: por lo que ello conlleva de oposición a la vida. Antígona quiere morir da igual la razón y  cueste lo que cueste. Ese es su papel.

No tardará pues, en encontrar un nuevo motivo –esta vez irrebatible - para su auto sacrificio.  Si como dice Creonte la vida feliz no es más que una sucesión de autoengaños, entonces es preferible morir. La muerte constituye la última verdad; la verdad más radical y auténtica.

La  autoinmolación de Antígona sume en la desesperación a Hemón, hijo de Creonte, que al no sentirse capaz de vivir sin ella, muere a su lado. Esta segunda muerte a su vez empuja al suicidio a la esposa del tirano cuando se entera del fallecimiento de su hijo.

Tres muertes. Tres. Dos se hubieran podido evitar pero la primera, la inevitable, las ha arrastrado en su caída.

Con ello, sin embargo, no se consigue nada. Como le dice Creonte: morir tenemos que morir todos. Aunque las tres personas a las que él más amaba han muerto y su corazón está destrozado, Creonte no abandona ni su deber ni su puesto. Los tres fallecidos ya tienen su paz y su tranquilidad, pero aquí en el mundo – en la vida- aún quedan pendientes muchas cuestiones que solucionar y que arreglar. Los únicos que permanecen ajenos al conflicto existencial son los guardianes. Ellos encarnan al pueblo, a la gente normal, a las almas inmediatas. Esto es: aquellos que lloran cuando les falta un trozo de pan y están contentos cuando lo tienen. Preocupados únicamente por sus problemas cotidianos  - de los cuales los más importantes después del alimento son la paga y los juegos de cartas, o sea, el ocio -, su  papel consiste en apoyar y  destituir a los tiranos según éstos les paguen más o menos. Están al lado de Creonte mientras no aparezca otro tirano más fuerte. “Por el momento sirven a Creonte, hasta que un buen día obedeciendo órdenes de un nuevo jefe de Tebas ellos mismos le detendrán.” La mayor parte de la gente sirve a cualquiera porque sólo le importa su interés personal.
Acaso en eso consista ser persona. La tragedia no es algo que compita a los seres normales, a los seres de carne y hueso. La tragedia es cosa de dioses y de hombres marcados  -sentenciados- por los dioses. Brecht se equivoca al intentar despojar a la tragedia de su verdadero y auténtico carácter. La tragedia se escapa al dominio de los hombres y pertenece al destino dispuesto para los hombres superiores. Intentar convertir la tragedia en un drama, que es lo que hace el autor alemán, no destruye su carácter trágico-divino-destino. Del mismo modo, que negar la realidad no significa cambiarla.

A juicio de Anouilh, lo que caracteriza en primer lugar a la tragedia es que en ella no cabe hablar de culpables. Cada uno ha de aceptar y desempeñar el papel que le ha tocado en suerte. En este caso, Creón ha de servir a la comunidad aunque él hubiera preferido continuar en la soledad de su habitación. Debe, por tanto, olvidarse de sí mismo. A su vez, Antígona ha de ser auténtica y por consiguiente, tiene que morir. Este “tener que morir” es un tener que morir absoluto, independiente de cualquier razón y  de cualquier motivo. Esto justamente es lo terrible y lo que la diferencia del drama: en la tragedia nunca hay razones. Por eso, en la tragedia no cabe hablar de culpables e inocentes, sino solamente de inocentes cumpliendo su papel.

En segundo lugar, el desarrollo de la acción podría modificarse si pudiera rectificarse la respuesta que cada uno de los personajes está obligado a dar según el papel que le ha tocado desempeñar. En principio, no parece que a Antígona le resultara difícil comprender la actitud de Creón. La situación en la que el tirano de Tebas se encuentra es similar a la situación a la que constantemente han de enfrentarse la mayoría de las mujeres desde el momento en que son madres. Esto es: a la exigencia de olvidarse de sí mismas y de sus intereses para preocuparse por sus hijos. Sin embargo, la Antígona de Anouilh, encerrada en sus propios planteamientos, no puede entender la tragedia personal de Creón que carga con la tarea de gobernar la ciudad a pesar de que él preferiría dedicarse al estudio. Antígona considera que la renuncia de Creonte a la autenticidad es absurda.

¿Es egoísta Antígona o solamente “auténtica”? ¿Hay alguna diferencia entre estos conceptos? El “no” de la Antígona de Anouilh es un “no” radical a todo lo que implique un obstáculo a la libertad absoluta del individuo y consiguientemente a su desarrollo individual. Es un rechazo a los límites que la sociedad impone, sean éstos del tipo que sean y está dispuesta a pagar por ello cualquier precio: incluido el de la muerte. No es de extrañar. Esta Antígona representa la posmodernidad en su vertiente más pura. Para dicha concepción filosófica, la vida implica desde su comienzo no una posibilidad sino un escollo al desarrollo esencial de nuestro “yo”. A medida que transcurre el tiempo, mayores son las responsabilidades, los compromisos y, por tanto, mayores los impedimentos para el progreso de una persona en absoluta libertad, que es la constante obsesión de esta Antígona y de todos los que piensan como ella. La muerte aparece así como la única solución posible para alcanzar ese ideal. La muerte, que es la absoluta negación, la absoluta imposibilidad de ser, es, al mismo tiempo, la absoluta negación de los límites. Desde el no-ser es imposible encadenar al ser. He ahí el sentido que Antígona encuentra en la muerte.

Creonte es asimismo incapaz de comprender la postura de Antígona. En su opinión, la obsesión por la autenticidad individual conduce inexorablemente al hundimiento del barco. ¿Es el barco tan importante como para sacrificar la felicidad individual de uno mismo? Tal vez no, pero ha de cumplir el papel que le corresponde, aunque ello exija responsabilidad, esfuerzo, trabajo, sudor y lágrimas. Para la muerte siempre hay tiempo y, en cualquier caso, la muerte como tal es infructuosa.

¿Quién de ellos tiene razón? ¿Quién está en posesión de la Verdad?  ¿Los muertos: olvidados y libres? ¿Los vivos: cansados y fatigados? Todos. Nadie. Da igual. Aquí reposa justamente el segundo elemento de la tragedia: la imposibilidad de que los personajes encuentren un “modus vivendi” que solucione la situación, la ausencia de un punto, sea el que sea, que pueda servir como puente entre las posiciones radicales que cada uno de ellos defiende.

La obra de Anouilh muestra lo que ya en su día mostró Sófocles, aunque fuera de modo tímido e insuficiente: una doble tragedia. La del que ha sido sentenciado por el destino a la muerte y la del que ha sido condenado por los dioses a dictar la sentencia y a ocupar un lugar que en ningún modo desearía ocupar pero al que no puede negarse porque es necesario servir a los intereses públicos. Para ello hace falta renunciar a los propios intereses y deseos, al propio desarrollo individual e incluso a lo que uno en esencia es. Creonte no ha elegido el papel que le toca representar. En realidad preferiría permanecer sentado sin tener que dirigir la nave, pero tampoco puede dejarla hundir. Ser rey no significa gozar de derechos sino de cumplir con la responsabilidad de enfrentarse a deberes y obligaciones sean o no de nuestro agrado. La Antígona de Anouilh trata de mostrar el desgarramiento del líder, que no puede permitirse el lujo de ser auténtico porque el deber hacia lo colectivo se impone como prioridad absoluta.

La diferencia entre Creonte y Antígona es que Creonte dice “Sí” a las responsabilidades y Antígona dice “No”. También podría afirmarse que Creonte dice “No” a la autenticidad y Antígona dice “Sí”.

En cualquier caso, vivir implica siempre una renuncia a la verdad existencial aunque sea para servir  a una colectividad que Anouilh considera tan perezosa como desagradecida. El hombre que vive sin ser él mismo es a juicio de Antígona un muerto en vida. Por eso es preferible una muerte que abre las puertas a la libertad absoluta.
Sin embargo, Anouilh muestra que Creonte no renuncia a todo. Hay un principio que sostiene su vida. Es cierto que la vida no tiene sentido y que la tripulación del barco no es consciente de los sacrificios que el mando conlleva. Sin embargo el principio de la responsabilidad es el motor que impulsa a continuar adelante. Hay que hacerlo y se hace. Creonte termina renunciando a la vida individual en favor de una vida dedicada a la polis, que no le reportará más beneficio que el de la ingratitud. Sin embargo, está absolutamente convencido de que el pueblo necesita de alguien que lo mantenga a flote. El desgarramiento de Creonte es tan auténtico como su sentido de la responsabilidad. El lector termina sintiendo admiración por la resignación y la dedicación con la que desempeña su función. Al mismo tiempo que Antígona queda expuesta como la representante de una autenticidad tan absoluta como improductiva.

La “Antígona” de Jean Anouilh es un manifiesto contra la muerte inútil, contra los falsos sentimientos románticos que precipitan  a un final que, en cualquier caso va a llegar y que muchas veces no ocultan más que un terrible miedo a madurar, a envejecer y a la aceptación de la responsabilidad que todo este proceso conlleva.

 Hasta la semana que viene.
Isabel Viñado Gascón.

Nota: Algunos, muchos, la mayoría de los críticos, se empeñan en ver en Creonte al dictador nazi y en Antígona a la Resistencia Francesa. No se quién fue el primero en hacer semejante afirmación. Suena bien. Sobre todo porque la obra fue escrita en 1944. He leído la obra tres o cuatro veces. Créanme: no he encontrado ni un solo pasaje en el que se pueda apoyar dicha interpretación.

El tema que una y otra vez se me muestra es el del sentido de la existencia y de los límites que la vida impone a la autenticidad, así como la imposibilidad de elegir el personaje a representar; es decir, la determinación absoluta a la que nuestra conducta está expuesta desde el principio de nuestro nacimiento. La política en el caso de Anouilh es una excusa para tratar el tema, pero no es la cuestión central. Creonte es el hombre que renuncia a la autenticidad personal en virtud de la responsabilidad  a la que está obligado, que es la de gobernar –por más que él preferiría dedicarse al estudio. Antígona, por su parte, representa el anhelo absoluto de autenticidad aunque haya que renunciar a la vida, que es justamente la que lo hace imposible.
Si fuera cierto que Antígona representa a la Resistencia Francesa, ésta quedaría, desde mi punto de vista, muy mal parada. En la obra, Antígona aparece una y otra vez más preocupada por su autenticidad  y libertad individual que por la libertad colectiva. Su muerte no es para vengar a sus hermanos que, como ya se ha visto, eran dos necios inútiles ni para derrocar al tirano. Antígona simplemente quiere alcanzar su autenticidad absoluta aunque ello implique la inmovilidad absoluta. Esto es: su muerte. No puede seguir viviendo porque la vida, como ya le ha mostrado Creonte, es un cúmulo de negociaciones, de autoengaños y de renuncias.

Sin embargo, los defensores de esta teoría - Creonte: nazi/ Antígona: Resistencia -, están tan convencidos de que sólo puede ser así, que la última vez que alguien sugirió en clase de literatura francesa que se trataba de una obra existencialista, el profesor, sin atender a razones, amenazó con suspenderle.

Ante semejante dilema –seguir sus propias consideraciones o las del profesor- dilema que sin duda encerraba una cuestión de carácter absolutamente existencial, el alumno cambió de opinión y llegada la hora del examen escribió lo que el profesor quería leer. Sacó la mejor nota.

“La autenticidad” – explicó el alumno más tarde – “es cosa de muertos.”

Hasta la semana que viene.

22 comentarios:

  1. Me gustó mucho tu analisis de la obra y se ve muy interesante la interpretacion existencialista. tu modo de escribir es muy agradable :)

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    1. Gracias por tu amabilidad y gracias también por dejar tu comentario.

      El análisis académico que se ofrece de "Antígona" es el clásico ejemplo del libro manipulado y deformado por los prejuicios e ideas preconcebidas de los críticos. No es el único caso. Brecht es otro. En su obra "la vida de Galileo", la mayoría de los estudiosos se centran en la crítica a los tribunales y olvidan el tema de la verdad, que es el que - en mi opinión - interesa realmente al autor alemán en esta pieza de teatro.

      En cuanto a mi modo de escribir, celebro que te guste, pero he de hacerte una confesión: Tengo tanto miedo a perder el hilo de mis reflexiones que escribo a la velocidad del pensamiento; la falta de paciencia, además, me impulsa a publicar en cuanto he terminado. Es en una segunda fase en la que voy corrigiendo los fallos. Por eso me atrevo a pedirte a tí y a los otros lectores que no los juzguéis muy severamente. Al fin y al cabo, la intención última de este Blog no es la de ser un Blog literario sino un Blog sobre literatura. En este sentido, lo que más me importa es incentivar el juicio crítico individual, no admitir nada de lo que nosotros mismos no estemos convencidos e incluso en ese caso revisar nuestras posiciones para evitar que terminen polvorientas y apolilladas, esforzarnos por llegar a elaborar nuestras propias interpretaciones, no caer en la escolástica por pura y simple pasividad, trabajar por nuestras propias convicciones y no por las de los otros. Esto es, a mi modo de ver, lo único que nos libra de la esclavitud. Para conseguirlo, no queda más remedio que introducirse en el estudio de los clásicos, cada vez más olvidados, y escuchar atentamente lo que dijeron. Y sin embargo, a qué negarlo, aunar teoría y praxis es difícil. Las circunstancias se imponen y como ya dije en otro comentario, a veces no somos "nosotros y las circunstancias" sino "nosotros contra las circunstancias". Es aquí donde el existencialismo nos recuerda que no somos ni ángeles ni demonios; simplemente hombres con el derecho y también la obligación de construir una existencia y si esta existencia se proyecta hacia el futuro, mejor; pero si únicamente logra desarrollarse en el presente, ya es bastante.
      Ser hombre no es fácil; en determinadas situaciones es incluso imposible.
      Intentarlo es ya un comienzo. Sin embargo muchos se oponen con las excusas más variopintas. Tal vez porque idealizan la vida, su vida, y anhelan grandes epopeyas sin comprender que no son las grandes gestas las que nos convierten en individuos sino esos intrascendentes, casi insustanciales, momentos y deberes del día.

      Muchísimas gracias por tu comentario.


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  2. Finalmente encontrei uma ótima resenha, bem mais próxima do que eu compreendi do texto do que as resenhas que descrevem Creonte como nazista. Parabéns, eu adorei!

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    1. Muito obrigada. Eu nao falo portugues. Meu pai viveu em Sao Paulo por algun tempo. Novas geracoes de minha familia continuam a manter contato com o Brasil, este belo pais. Eu morava na fronteira com Portugal. Em Portugal diz-se: de Espanha nem o vento nem casamento. Eles nao dizem nada sobre blogs. Que alivio!

      Bromas aparte, lo que trato de comunicar en mis blogs es que no debemos aceptar sin más las ideas que nos vienen de afuera; que el saber - el famoso "Sapere Aude" - es un requisito fundamental para poder desarrollar el juicio crítico, no sólo en literatura sino en nuestra existencia en su totalidad.

      Hay muchos que aseguran que determinados grupos de poder nos están esclavizando. Yo estoy convencida de que tenemos que ser valientes y honestos, al menos con nosotros mismos, y reconocer que si dichos grupos lo consiguen es debido a nuestra pasividad - basada sobre todo en el principio del "Carpe diem" - da igual que esa pasividad consista en estar sentado delante de la televisión, jugando al ordenador, o disfrutando de una vida social intensa.
      En todos estos casos el individuo termina enajenado de sí mismo: le falta el tiempo para aprender, para saber, para reflexionar, y termina aceptando, muchas veces por falta de tiempo, la opinión general, eso que todos repiten sin pensar . Es justamente en este instante cuando el individuo empieza a ser esclavo sin necesidad de existencias de grupos de poder.

      Sí. Aunque parezca extrano, la lucha que hoy en día se está librando es doble.
      Por un lado la lucha entre dos principios: el "Sapere Aude" contra el "Carpe diem".
      Por otro, la lucha de cada uno de esos principios contra su propia corrupción. Así el "Sapere Aude" se afana impotente para no transformarse en sinonimo de información y a su vez, el "Carpe diem" se esfuerza infructuosamente para evitar ser deformado hasta convertirse en un simple y estéril hedonismo.

      Demasiados lances, tal vez...

      Conocer a personas que se apoyan en su juicio crítico representa siempre una gran alegría. A pesar de la gran cantidad de información de que disponemos, los tiempos que se avecinan van a ser tiempos difíciles para el conocimiento en general y no sólo, como muchos creen, para las humanidades.
      Las ciencias también van a sufrir duros y terribles embates.
      El populismo pseudo intelectual apoya muchas de sus ideas insostenibles amparándose en la autoridad de la ciencia. Da igual lo que uno afirme. Basta con decir: "Como la ciencia dice...." para que dicha afirmación sea tenida en cuenta y en muchas ocasiones incluso aceptada, bien por falta de tiempo, bien por falta de interés en conocer la verdad.
      Esta utilización tan a la ligera de los estudios científicos es un enemigo que está destruyendo a la Ciencia desde sus cimientos.
      Su otro adversario interno es la manipulación que sufren algunos datos, a fin de lograr que se publiquen determinadas investigaciones y de este modo obtener prestigio y ayudas económicas para proseguir el proyecto o iniciar otros nuevos.

      Ambos contrincantes -populismo y manipulación- sólo pueden ser combatidos con el verdadero saber y conocimiento; no con la posesión de información.La archiconocida frase de "Información es Poder", es falsa. La información, lejos de solucionar, contribuye a agudizar el problema del auténtico conocimiento puesto que ella misma suele estar contaminada por el populismo y la manipulación. Únicamente un verdadero saber puede determinar si dicha información es válida o no.

      Quizás el desarrollo y mantenimiento del juicio crítico logren revivir el espíritu ilustrado.
      Quizás el espíritu ilustrado no haya muerto todavía.
      Quizás aún sea posible contener la barbarie que se aproxima.

      Muchísimas gracias por tu comentario y por tu... paciencia!

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  3. Hola, graciosamente pienso lo mismo que usted en la nota final: La Antígona de Anouilh no habla directamente (ni mucho menos principalmente) de la resistencia francesa y de la ocupación nazi a este país, sino de la vida y cómo se debe vivir esta, siguiendo las responsabilidades o siendo auténtico; sin embargo estoy pasando lo mismo que el sujeto de su ejemplo: Mi profesor sostiene que la primera interpretación, y no sé si ser auténtico verdaderamente o limitarme a decirle lo que el profesor desea oír. El examen es mañana, 30 de noviembre, ya ya leí 4 versiones de Antígona (La de Sófocles, la de Brecht, la de Watanabe y esta) y el profesor se empeña en contextualizarlos en tiempos y situaciones un poco forzosas, aunque tiene razón el el contexto nazi de la versión de Brecht, siento que fuerza la interpretación de la ocupación nazi en Francia en la versi´´on de Anouilh y la del conflicto armado interno en el Perú de las décadas de los 80 y 90. Siento personalmente que, más que darle un contexto político y temporal al un texto, se le debe tratar por su simbolismo, las ideas que representa sus personajes, acciones y la obra en conjunto. Gracias por leer este comentario de un estudiante de literatura quisquilloso.

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    1. Conozco el problema, justamente por eso lo incorporé al final de mi comentario y le dí la solución más sensata. Posiblemente hubiera sonado mejor escribir: "Luchad y morid por vuestras ideas". Pero créeme, si has leído a Brecht atentamente, comprenderás que la vida: tu vida, es lo único que uno posee y lo único que debe interesar a uno. Lamento sonar cínica y poco auténtica. Te pido (casi te suplico) que leas "La vida de Galileo", de Brecht publicada el 11 de Marzo del 2013 en este mismo Blog. Comprenderás mi postura. Sin embargo, el mismo Brecht, que escribe lo que escribe en Galileo, no tuvo reparos en manifestar su opinión personal acerca de la guerra durante su época de Instituto, motivo por el cual estuvo a punto de ser expulsado. Le salvaron sus padres. Estáis en época de exámenes y esos exámenes os abren u os cierran la puerta al futuro. A vuestro futuro. Se puede ofrecer la visión particular durante las clases pero a la hora de un exámen uno tiene que enfrentarse a la vida en su total y absoluta realidad. Y que conste, que eso te lo dice una que no es capaz de mantener la boca cerrada ni la pluma quieta y que se mete en más líos de los que quisiera o incluso de los que hubiera jamás imaginado. Pero vuelvo a repetir: mi conducta es producto de una decisión individual: la mía. Y si yo te dijera: "haz esto", fuera lo que fuere este "haz esto", me estaría convirtiendo en tu antorcha, en tu guía espiritual y eso sí que me parecería terrible.
      Nos vemos abocados a la terrible tragedia de decidir y de sopesar las consecuencias de nuestras decisiones y encima hemos de considerarnos unos privilegiados por disponer, al menos de eso: de la posibilidad de decidir.

      Decidas lo que decidas, lo más importante, lo más emocionante, es que la lectura te apasione. Al final, uno se da cuenta de que la literatura no son simples personajes sino hombres de carne y hueso que nos hablan desde sus momentos, desde sus vivencias. Esas voces, diferentes, antagónicas, inconexas, pronunciadas desde la sinceridad, desde los prejuicios o desde el oportunismo, - poco importa-, son las que constituyen la auténtica realidad. Y no, no eres quisquilloso. Eres inteligente y crítico. Crítico con las ideas que recibes y crítico, por lo que veo, contigo mismo. Ser crítico con uno mismo no está mal siempre y cuando se conozcan, al mismo tiempo, las fuerzas de que se disponen. No puedes conocer los límites si no conoces el espacio que alcanza hasta dichos límites. Es importante conocer las fuerzas de que uno mismo dispone para poder determinar si las críticas que los demás nos hacen, o que nosotros nos hacemos, son reales o no. Preguntarse por el auténtico significado de lo que se lee, por las diferentes interpretaciones, no te convierte en un "quisquilloso", te convierte en una persona sensata, serena y sin prejuicios.
      Muchísima suerte en tu exámen.

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  6. Perdona que no te contestara ayer mismo. Hasta hoy no he visto tus preguntas, sumamente interesantes por cierto. La respuesta la encontrarás en los apartados sucesivos. No he podido introducirla directamente debido al límite de caracteres que me imponen a la hora de publicar.

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  7. Respecto a la de la primera cuestión, la de si Antígona y Creon toman una actitud nihilista, habría que considerar el tema desde dos puntos de vista: a nivel teórico y a nivel práctico.

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  8. Desde un punto de vista teórico es cierto que tanto Antígona como Creon son nihilistas puesto que ambos están convencidos de la carencia de un propósito o destino superior de la existencia. Creon se sacrifica para servir al pueblo a pesar de que como se muestra en la parte final de la obra es consciente de que la fidelidad de los guardias durará hasta que encuentren a otro que les pague más.
    En lo que a Antígona se refiere, no ve en la existencia real más que cadenas y medias verdades que impiden al individuo ser sí mismo.
    Así pues, desde el punto de vista teórico, ambos son nihilistas.

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  9. Desde el punto de vista práctico, sin embargo, su actitud y por consiguiente las consecuencias de su actuar son sumamente distintas.
    Antígona toma el camino de la Libertad Absoluta, o lo que es lo mismo: de la Nada Absoluta puesto que sólo la Nada en tanto que carente de impedimentos y obstáculos permite la Libertad Absoluta. Creon sin embargo, elige el camino del trabajo y del cumplimiento del deber merezca o no merezca la pena, simplemente porque ése es el papel que le corresponde. De alguna manera es el mismo problema que plantea Chejov en su obra "Tio Vania", publicado en este mismo Blog en Octubre de 2013: "Se ha de trabajar aunque no merezca la pena ni sirva para nada?" es el tema principal. Sí, contesta Chejov, porque justamente en ese hacer está el sentido de la vida.
    No es que los nihilistas Creon y Tio Vania esperen con su actitud encontrar el sentido metafísico de la existencia pero sí, al menos, el sentido práctico vital; esto es: una solución que ofrezca un modus vivendi, con o sin (en este caso "sin") Axioma Primero.

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  10. Tanto Creon como Tio Vania consideran que a pesar de que no existan valores últimos, ideales supremos, etc, ello no exonera a los individuos de cumplir con sus obligaciones y con su responsabilidad, aun si cabe con mayor atención e interés que si existieran puesto que de lo que se trata es de proteger al individuo la única esfera que le queda: la de la existencia concreta y salvarlo de la desesperación existencial a la que está abocado por saberse esencialmente solo y sin ideales superiores que le trasciendan.

    En mi opinión es justamente por esto por lo que aunque Creonte parte él mismo de unas premisas nihilistas, logra romper sus consecuencias destructivas aferrándose a un imperativo categórico que él mismo se da: el deber de cumplir con el rol que le ha tocado en suerte aunque no le guste. Y lo mismo le sucede a Tio Vania. En este sentido, y por muy usado y abusado que esté, el imperativo categórico es el único que termina salvando de la desesperación existencial. De otro modo, el nihilismo aboca al individuo a una existencia corrompida y degenerada en cuanto que es una existencia amoral o peor aún: inmoral. Esta es la problemática que recoge Dürrenmatt en su obra “El Juez y su verdugo” y cuyo análisis fue publicado el 8 de Noviembre de 2014, en este mismo Blog. En esta obra Dürrenmatt trata la apuesta que dos amigos –Gastmann y Bärlach- hacen una noche. Es muy posible que ambos, en efecto, sean nihilistas, pero su actitud respecto a la libertad es completamente distinta. Uno, Bärlach, cree en ella. El otro está convencido de que la libertad es un mero espejismo y que los hombres pueden ser manejados como marionetas.
    Mientras que Gastmann se convertirá en un implacable y perfecto delincuente, Bärlach llegará a ser detective.
    Curiosamente la única manera que Bärlach tiene para arrestar a Gastmann es utilizando los métodos de éste. Ello sin embargo, no significa que Gastmann haya ganado la apuesta. Si algo ha demostrado Bärlach es que Gastmann nunca pudo prever que Bärlach utilizaría sus propios métodos y la falta de previsión de esta posibilidad es la que ha permitido a Bärlach arrestarle. Aquí, sin embargo, lo que ha vencido no es tanto el imperativo categórico de Creon y Tio Vania, como la libertad nihilista según la cual la carencia de valores permite al hombre actuar a su gusto y éste puede ser tanto positivo como negativo.

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  11. Como vemos, el nihilismo niega la existencia de ideales superiores, de Axiomas Primeros y con ello aboca en el sinsentido existencial que está además limitado y asfixiado por los obstáculos y mentiras que el hecho del propio existir implica. Sin embargo en la práctica las actitudes a tomar pueden ser de muy variada índole, fundamentalmente tres: 1) la de la elección de la muerte para que la libertad no pueda ser impedida por la existencia, que es la que Antígona elige, aún a sabiendas de que esta Libertad Absoluta se corresponde con la Nada Absoluta; 2) la del imperativo categórico, que un individuo se da a sí mismo y que implica la responsabilidad del individuo hacia la existencia y la libertad del elegir el modo de actuar, aunque ese modo no vaya acompañado de axiomas e ideales primeros, con lo cual el nihilismo es superado desde un modo práctico por la elección ética individual; 3) la de que puesto que "Dios no existe todo está permitido" y por tanto, el nihilismo abre la puerta a la actitud inmoral para la cual lo único a tener en cuenta es que los otros “te descubran”.

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  12. Y sí hay pasajes claves, especialmente en la conversación que mantienen Antígona y Creonte y en la consideración de los guardianes. Son muy fáciles de ver pero si no los encuentras es porque quizás tu tengas otra opinión al respecto, otras ideas, otra perspectiva de la obra. Pero es importante que leas la obra y analices los pasajes desde tu propia consideración.

    Espero haberte sido de alguna ayuda. Suerte con tu trabajo. Y vuelvo a repetirte, mis análisis parten de una consideración individual, no desde una consideración impersonal, objetiva y de autoridad. Ten confianza en tus propias opiniones y en tus propios juicios.

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  13. Una última observación: me preguntas que por qué toman esa actitud. La respuesta más aceptada seguramente es que como Nietzsche ya había constatado "Dios ha muerto". Ese "Dios ha muerto" manifestaba no sólo la muerte del Primer Axioma sino que mostraba la puerta que dirigía al nihilismo. Otros sin embargo, afirmarán que dicha puerta nihilista había sido abierta por el humanismo renacentista; otros por el pensamiento ilustrado. En definitiva: por la ruptura con la tradición medieval que iba dando cada vez más prerrogativas al Hombre en decrimento de la esfera teológica.
    Sin embargo no cabe duda que, independientemente de la ruptura con la tradición medieval, la actitud nihilista se irá acentuando con el progreso tecnológico, que por un lado amplia las posibilidades de acción de los individuos pero por otro los enajena. Por un lado les ofrece mayores comodidades, pero por otro los deja anclados al materialismo; por un lado mejoran las condiciones y expectativas de vida de los individuos y por otro crea las armas más mortíferas que haya conocido la humanidad.

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    1. Lo paradójico - y aunque esto se salga de tu tema Antígona-Creon-Nihilismo- es que al mismo tiempo que una parte de los intelectuales afirmaban (y practicaban) el nihilismo, otra gran parte se interesaba por el ocultismo, el espiritismo y similares prácticas esotéricas; prácticas que para algunos no era más que un nihilismo encubierto de espiritualidad para estafar a los crédulos y para otros la prueba evidente de que el hombre necesita de la espiritualidad, da igual cómo de básica sea dicha espiritualidad.
      Un saludo y buena suerte con tu trabajo.

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    2. Un comentario de último momento. En uno de los apartados anteriores he afirmado que la actitud práctica que el individuo puede adoptar ante el nihilismo son fundamentalmente tres; a decir: la elección de la muerte, la elección ética y la elección irresponsable. La palabra clave en todas estas actitudes es la de la elección. En efecto: el nihilismo deja al hombre sin axiomas últimos y lo "condena" a elegir. En esta "elección" cabe una cuarta posibilidad: la que Nietzsche denuncia una y otra vez, por ejemplo en su obra "Utilidad y Perjuicio de la Historia para la vida". En este ensayo el autor alemán expone el problema que padece el individuo de su tiempo y que es el de que se trata de un hombre que no se toma en serio a sí mismo. Este no tomarse en serio a sí mismo le aparta de la autenticidad de la toma de decisión. En efecto, en cualquiera de los otros tres casos la elección era individual, libre, radical y auténtica. Gastmann elige ser un criminal y muere siéndolo aunque sea arrestado por un crimen no cometido; Antígona elige morir y muere; Creon elige cumplir con el papel que las circunstancias le imponen y ser responsable independientemente de que los otros le agradezcan o no este sacrificio. Cada uno de estos tres ejemplos muestran personas que eligen AUTÉNTICAMENTE. La autenticidad y la sinceridad es fundamental en su actitud. Sin embargo la actitud del hombre que denuncia Nietzsche es completamente distinta: es un ser que no se toma en serio a sí mismo y por tanto tampoco puede tomar en serio sus propias elecciones ni actitud ante una existencia carente de sentido. Primero adopta la pose irónica y luego termina cayendo en el cinismo. No tiene una actitud ni coherente, ni sincera, ni responsable, ni consecuente. Elige según el momento y el humor; elige sin reglas ni motivos; elige simplemente "porque sí" o "porque no". En su elección no hay motivos, únicamente "apetencias". Le apetece o no le apetece. Ello conduce al estancamiento y caída de la sociedad porque de repente no es que no es sólo que no haya Axioma Primero; es que ni la existencia, ni el individuo, ni la muerte, son conceptos a tener en cuenta y por tanto tampoco lo son el conocimiento, la consideración hacia el otro, etc. A partir de ese momento lo único que cuenta es el instante, separado de todos los otros instantes. Ello conduce en efecto al nacimiento del primer hombre o del último, según se prefiera; pero en cualquier caso genera el caos en la persona que al no considerarse en serio ha perdido el último asidero que le quedaba a la posibilidad de elegir: él mismo. El individuo se sume en el cinismo. Esto fue algo que siempre preocupó a Nieztsche. Como ya escribí en otro artículo, a Nietzsche le preocupaba el hombre cínico. A mí lo que me preocupa es la sociedad cínica.
      Espero que esta última anotación te sea útil para tu trabajo.

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    3. Hola. De casualidad llegué a este blog y me dejaste maravillado con cada respuesta y comentario. Te admiro. Estoy trabajando en la obra y me genera mucho interés la cuestión. Quería consultarte respecto a la definición de nihilismo no logro comprender en su totalidad. Estos personajes (Antigona y Creon) ¿son nihilistas estando en manos de los dioses? Ya que se ven sometidos a decidir por el NO que sentencia a la muerte y el SI que condena al sufrimiento.

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    4. Gracias por la pregunta. Es sumamente interesante. Mi respuesta es: „sí“. Sí que hay personas que, aun estando acompañadas por los dioses, mantienen una postura nihilista ante la existencia. Pero en el caso de Antígona y Creonte habría que hacer algunas matizaciones, porque aunque ambos se enfrentan al problema del nihilismo, las respuestas de cada uno de ellos son bien diferentes.
      Como digo, Antígona es incapaz de ver los dioses que la rodean. Y cuando digo "dioses" me refiero a la belleza, a la posibilidad de la vida, al amor de los que la aman.
      Pero también puede existir la actitud opuesta: la del individuo que aún habiendo sido abandonado por los dioses se mantiene firme en su Fe. El ejemplo más claro lo proporciona la Biblia en el Libro de Job. El nihilismo que allí se muestra es el más trágico, el más desgarrador y radical de todos. Lo que allí aparece no es el anuncio nietzscheano de la muerte de Dios, sino algo prácticamente inimaginable: el abandono de Dios, y ello no como castigo ante los pecados de Job, sino sencillamente ¡a raíz de una apuesta de Dios con el mismísimo diablo!! Dios no castiga a Job por su ingratitud, Dios no está muerto. Dios, sencillamente, decide desaparecer de la existencia de Job. Dios le deja literalmente abandonado a su suerte. Y Job, ante esa soledad, ante esa ausencia de Dios, elige mantenerse firme en su Fe.

      Lamentablemente la Fe no es algo que uno pueda poseer por voluntad propia. Se hace precisa la intercesión del Espíritu Santo, de algún tipo de iluminación…

      En la literatura existen varios ejemplos que vienen a ilustrar lo que digo:

      La novela de Miguel de Unamuno, “San Manuel Bueno, Mártir”, de Miguel de Unamuno muestra al hombre que quisiera creer y no puede, y actúa “como si” creyera que Dios existe.

      La obra de teatro de Samuel Beckett presenta el caso contrario: el del hombre que espera al que no llega.

      En ambos casos se sigue el consejo de Pascal: En caso de duda, apostar por la existencia de Dios.

      ¿Qué es el nihilismo? La respuesta más sencilla consiste en afirmar que el nihilismo es la toma de conciencia de la ausencia de un Primer Axioma. Lo cierto es que el nihilismo encierra una cuestión mucho más aterradora y es la referente al tema de la inversión. El nihilismo implica que la Nada es el Todo, que la muerte es la vida y que la absoluta inmovilidad es la absoluta Libertad. A partir de la inversión nihilista del Primer Axioma, las consecuencias que se generan terminan siendo desastrosas para el individuo, ya sea éste nihilista o no.
      Lo que muchos intérpretes del texto de Antígona no observan, y con esto retomo tu pregunta por el nihilismo de los dos personajes, es la simpatía que Anouilh parece sentir por el personaje de Creonte. A pesar de que Creonte es plenamente consciente de que sus esfuerzos no serán recompensados, acepta la carga de su responsabilidad. No alberga vanas ilusiones ni falsas esperanzas. Creonte es consciente de la dificultad de su tarea y de la ingratitud de su puesto. Sin embargo, se decide a cumplir su misión. En este sentido, la actitud ética y existencial de Creonte podría muy bien situarse dentro del estoicismo.
      Espero que mi respuesta te haya sido de utilidad.


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  14. Que crees que es la muerte para Antígona?

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  15. Qué refrescante se me hizo tu nota final sobre la obra. A mí, que había leído algunas reseñas y la teoría Creón nazi/Antígona resistencia, también se me hacía difícil relacionar a la obra con el conflicto del dominio nazi que tantos le adjudican. Creo que es muy frecuente en reseñas modernas sobre obras de aquella época, aunque éstas no representen realmente a dicho tópico. Gracias

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